Antes de contratar un préstamo personal debes pararte a pensar si realmente será una solución o por el contrario te verás en un problema mayor. Un préstamo personal puede ayudarte a hacer frente a situaciones para las que no dispones de capital suficiente, pero también hay que pensar en que ese dinero hay que devolverlo, en unos plazos determinados y con un interés importante. Es una decisión muy importante que hay que analizar bien.
En este mismo blog ya hemos hablado sobre prestamistas particulares en general y prestamistas particulares en España. En esta ocasión nos centramos en los préstamos personales que puedes contratar tanto a través de un banco como de un prestamista particular. En ambos casos el riesgo es alto y debes tener precaución al contratarlo, teniendo en cuenta todos los factores de los que te vamos a hablar en las próximas líneas.
Para comenzar podemos definir el préstamo como un contrato por el cual una de las partes presta cierta cantidad de dinero a la otra parte, con el compromiso de devolver el dinero prestado en un plazo determinado según el contrato, añadiéndole los intereses y las comisiones que ambas partes hayan pactado.
Es importante entender cómo funciona el sector de los préstamos, básicamente por tres razones:
Los préstamos personales pueden ser muy diversos, encontrando desde préstamos para la financiación de un coche hasta préstamos para pagar los estudios. Por otro lado podemos clasificarlos según el importe que se concede, por la rapidez en prestar el dinero o por el tipo de garantía que el prestatario aporta para avalar la operación, por ejemplo los préstamos con garantía personal o los préstamos con garantía hipotecaria.
Lo más recomendable es acudir primero al banco o caja de confianza, ya que los prestamistas privados, aunque en ocasiones te ofrecen mini créditos sin intereses ni comisiones durante un periodo promocional, lo normal es que cobren a la larga unos intereses más altos.
Dependerá de a quién se lo pidamos, del tipo de préstamo y de nuestro perfil. Por lo general cuantas menos garantías y menos requisitos te exijan, más caro será el crédito. En el precio de los préstamos tienes que incluir: intereses, comisiones y costes adicionales.
Intereses: porcentaje que se aplica sobre el capital pendiente y que establece cuánto dinero habrá que pagar en cada cuota. Puede ser fijo o variable. La Tasa Anual Equivalente (o TAE) es la mejor herramienta para saber cuánto nos va a costar un crédito, ya que incluye tanto el tipo de interés como las comisiones.
Comisiones: las más habituales son la comisión de estudio, de apertura, por modificación de contrato, o por reembolso anticipado ya sea parcial o total.
Costes adicionales: por ejemplo los gastos de notaría, y productos vinculados como domiciliaciones de nómina o de recibos, contratación de seguros, etc.
Además de saber cuánto te va a costar tienes que pensar en los plazos de aprobación y concesión, ya que dependiendo de la entidad puede tardar más o menos, siendo menor el tiempo que tardan los prestamistas privados. También tienes que detenerte en los trámites para conseguir tu préstamo.
Si estás pensando en solicitar un préstamo personal debes pararte a pensar en tres puntos básicos que pueden ayudarte a tomar la decisión: ¿cuánto dinero necesito?, ¿cuándo necesito el dinero? ¿para qué lo necesito?. En base a estos tres conceptos puedes decidirte por un tipo de préstamo u otro.
Dependerán de la entidad donde los solicites. Normalmente los bancos suelen poner más condiciones que los prestamistas privados, que suelen ser más flexibles. Por norma general, antes de aprobarnos un préstamo nos solicitarán la siguiente información:
En caso de impago o demora te pueden cobrar comisiones e incluso inscribirte en las listas de morosos o reclamarte judicialmente el pago de la deuda, aunque esto último suele ser el último recurso que emplean los prestamistas. Antes de llegar a ese punto suelen contratar los servicios de una empresa de cobros, y si la demora se alarga puedes correr el riesgo de ser denunciado e ir a un juicio cuyos gastos en caso de perder correrán por tu cuenta.
Según si tienes nómina fija o no, si eres jubilado o joven, si estás en alguna lista de morosos, si lo necesitas de manera urgente, existen muchos perfiles diferentes para los solicitantes de créditos, con necesidades muy diversas:
Por lo general puedes pedir más créditos a pesar de tener uno, pero no suele concedértelos el mismo prestamista. De todas formas puedes tener en cuenta como opción el pedir una ampliación del préstamo del que ya dispones.
Otra alternativa es solicitárselo a alguna otra entidad. Si la cantidad que necesitas es elevada, el prestamista analizará tu historial crediticio antes de concedértelo para asegurarse de que puedes pagar más de un crédito.
Los bancos no te conceden ningún préstamo si tu nombre figura en alguna lista de morosos como el ASNEF. Además lo más probable es que no te permitan abrir una cuenta o depósito en sus sucursales. Sin embargo, algunas compañías privadas no ponen problemas a la hora de concederte un préstamo aunque figures en estas listas, siempre que la deuda por la que estás en una de esas listas no supere los 1000 o 2000 euros, y no tenga nada que ver con operaciones bancarias. Acabar inscrito en una de estas listas es más fácil de lo que muchos creen. Simplemente por discrepancias con la compañía de la luz, o el teléfono, puedes acabar con tu nombre en alguno de los más de 150 ficheros de morosos que hay en España.
Además, las empresas de prestamistas privados que conceden créditos con ASNEF lo ofrecen como una ventaja adicional, por lo que no te cobrarán más por estar inscrito en alguna de estas listas, y de hecho, para solicitar el préstamo aun estando en listas de morosos, los trámites serán los mismos que para pedir cualquier otro crédito rápido, aunque deberás indicar tu situación durante los trámites.
Para conocer este dato lo mejor que puedes hacer es utilizar un comparador de préstamos. Puedes encontrarlos online, en las propias webs de los bancos y en páginas especializadas. El mercado está constantemente variando y hay mucha competencia que obliga a unos y otros a sacar ofertas de préstamos.
Los mejores, los préstamos sin intereses, al 0% TAE. Los conceden las empresas de capital privado o los bancos. Las primeras los ofrecen con un importe máximo de unos 300 euros a devolver en un plazo muy corto, ya sea una semana o 15 días. Los que te conceden los bancos, suelen tener comisiones escondidas en la letra pequeña.