Si la hipoteca que necesitas pedir es por un importe pequeño, te interesa una hipoteca a plazo fijo, para saber lo que vas a pagar durante toda la vida del préstamo. Por el contrario, si necesitas un importe más alto con un plazo alargado en el tiempo, te interesa una hipoteca de tipo variable, ya que suelen ir referenciadas al Euribor. Por tanto, el tipo de hipoteca varía en función de su tipo de interés.
Cuando contratas tu hipoteca, uno de los factores más complejos es el tipo de interés. El tipo de interés es un índice hipotecario sumado a un diferencial, que sirve para definir el interés que pagaremos y por tanto la cuota mensual de nuestra hipoteca. Debemos elegir el diferencial más bajo combinado con el índice que más nos beneficia, y que normalmente es el Euribor.
¿Interés fijo o variable?
En nuestro país las hipotecas más comunes son las de tipo variable que van referenciadas al Euribor. Su funcionamiento es muy sencillo: aplican un diferencial determinado, negociado con el banco, que se suma a la media mensual del Euribor.
En función de si el tipo de revisión es semestral o anual, el interés variará aplicando el nuevo valor del Euribor cada 6 o 12 meses.
Podemos encontrar tres tipos de hipotecas según el tipo de interés: hipoteca fija, hipoteca variable o hipoteca mixta.
- Fija: si se aplica siempre el mismo tipo de interés pactado en el inicio del contrato.
- Variable: cuando se aplica un tipo de interés resultado de sumar un diferencial al índice de referencia, por ejemplo al Euribor.
- Mixta: cuando existe un plazo a interés fijo y otro variable, manteniendo por ejemplo durante un número de meses determinados un interés fijo, para posteriormente aplicar un interés variable.
Las hipotecas con tipo de interés fijo son más caras pero tienen como gran ventaja que nos permiten conocer de antemano la cantidad que vamos a pagar en cada una de las cuotas. Esto nos permite tener una previsión de pagos y una perspectiva financiera que nos dará tranquilidad sin temer a los posibles aumentos de los tipos de interés.
Cuando se contrata un préstamo con tipo de interés variable hay que tener en cuenta que la cuota puede sufrir cambios importantes, y por tanto tenemos que calcular un margen para poder pagar esa cuota y la posible subida que pueda sufrir. En cambio, en el caso de hipotecas con tipo de interés variable, éste se revisará de forma periódica según las condiciones firmadas en el contrato. Este tipo de interés variable, permitirá beneficiarse de bajadas en la cuota cuando los tipos de interés caigan, por lo que se convierte en una opción interesante en estos escenarios. Aunque por el contrario, si el tipo de interés sube, la cuota mensual aumentará.
Se puede modificar el tipo de interés de la hipoteca tantas veces como quieras, y normalmente llevará implícito el cobro de una comisión. Si contratas una hipoteca con el tipo de interés fijo en importante que tengas en cuenta las siguientes comisiones:
- Comisión por subrogación: por si quieres cambiarte a un préstamo con tipo variable y tu banco no te lo permite. El porcentaje máximo permitido es del 2,5%.
- Compensación por riesgo del tipo de interés: es una comisión que se paga si al subrogarte el banco pierde dinero, como suele ser habitual. Lo mas normal es que se pacte un importe fijo que se aplica sobre el capital pendiente. Este porcentaje suele ser el 2,50%
Requisitos para pedir una hipoteca a plazo fijo
Los requisitos que exigen las entidades en el caso de las hipotecas a tipo fijo no difieren mucho de las hipotecas a tipo variable.
A nivel general se exige estabilidad de los ingresos periódicos, que el nivel de endeudamiento incluyendo la cuota mensual de la hipoteca no supere el 35-40% y la aportación de como mínimo el 20% del valor de compra-venta de la vivienda.
A diferencia de una hipoteca a tipo variable, con una hipoteca a tipo fijo es aún más difícil conseguir financiación superior al 80% del valor de tasación de la vivienda y plazos de amortización que traspasen los 30 años.
Lo mejor que puedes hacer es sentarte a estudiar las distintas opciones con tu banco, dejarte aconsejar por ellos y elegir el tipo de interés que mejor se adapte a tus necesidades.